1/3/10

Chopin


Fryderyk Franciszek Chopin nació en Mazovia hace 200 años, aceptándose el 1 de marzo como fecha más probable. Como es habitual en la Barra Libre, conmemoro la efemérides con un sencillo recuerdo de mis primeras experiencias de su música. El primer disco de Chopin que compré fue una recopilación de "piezas favoritas" con Vladimir Ashkenazy al piano. La selección incluía la Fantasía-Impromptu, Op. 66, pista que habría podido gastar de tanto repetirla. Esta partitura es una síntesis maravillosa del universo chopiniano: si hubiera que explicar cómo era la música del autor con una sola pieza, bien podría ser la elegida. En ella conviven el virtuosismo de la febril filigrana que abre la pieza, la intensidad de la obsesiva segunda idea y el nostálgico melodismo de la sección central, inolvidablemente citada en la coda. La interpretación de Ashkenazy mostraba su acostumbrado sonido musculoso y metálico, demasiado exhibicionista, por lo cual selecciono esta vez la inmarcesible grabación de Artur Rubinstein, máximo defensor del autor durante el Siglo XX. El pianista polaco nos enamora por la dulzura y belleza de su toque - que puede ser poderoso pero siempre conservando su morbidez - la incomparable tersura del legato (atención a la segunda idea en semicorcheas) y el romanticismo de su fraseo, de un lirismo mágico en la sección intermedia. Una página inolvidable.





En el blog del "Criminoso" podéis acceder a la excepcional integral de las grabaciones con música de Chopin de Rubinstein. Una oportunidad inmejorable de recordar a ambos genios.

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