La interpretación de Fritz Wunderlich es digna de la consideración que ha disfrutado siempre. Tenor lírico, como Dermota pero con registro central más ancho y robusto, se benefició sin duda de las condiciones del estudio de grabación en el Trinklied. Dicho esto, no hay nada en los resultados que hagan desear una voz más robusta ni merma alguna en las exigencias de una expresión intensa y heroica. En primer lugar porque no afrontó esta tremenda página pretendiendo ofrecer la amplitud hercúlea de un Öhmann, totalmente ajena sus medios. Wunderlich, por el contrario, se apoya en una dicción extremadamente nítida y una articulación fiera y cortante. En este sentido su declamación del texto resulta más febril que la del sueco. Pero cuidado: nunca se extravía fuera del canto legato y su voz se conserva siempre timbrada en toda la tesitura. Su entrada ("Con toda energía") es imperiosa, marca bien los acentos y se iguala sin problemas a las fieras frases ascendentes de la orquesta. En "erst sing ich euch ein Lied!" reproduce con nitidez el grupetto: se ayuda de pequeños golpes de glotis pero esto les da más nervio. A continuación recoge la expresión para afrontar la primera frase áspera: desde un sol ("Seele") Mahler escribe un descenso al re central y desde ahí un salto al sib agudo. Impecable y brillante, además respeta el regulador prescrito sobre el prolongado la que sigue ("Klin-gen"). Algún p no parece muy claro ("welkt hin und stirbt") pero sí el que redondea la primera sección ("Dunkel ist das Leben"). En sus siguientes apariciones - un semitono más altas, tocando por tanto el sol agudo - Mahler no exigió este matiz, pero la imaginación del intérprete (caso de Öhmann) se habría agradecido. En cualquier caso, el tenor alemán es sedoso y poético en estas frases. Tampoco las incursiones en zonas graves lo incomodan: escúchese "Die Laute schlagen", desde el fa en el primer espacio hasta el re central. La última sección comienza p ma appassionato, dinámica que no contrasta del todo con el forte que sigue ("Du, aber, Mensch"). Desde aquí W. cumple sobradamente con las terribles exigencias de mordiente y vigor ("Nicht hundert Jahre"), dominando los continuos ascensos por la zona de paso (sempre ff) y la comprometida escala descendente ("Wild gespentilische Gestalt"). Es de admirar el control que exhibe en la escalada hacia el clímax, sin perder un ápice de timbre, intenso pero siempre con ese esmalte excepcional incluso en el amplio sib agudo. En las siguientes frases basta decir que iguala la ferocidad y el abandono con que acompaña Klemperer. Éste aúna ritmo implacable e intensidad en una orquesta que siempre canta al borde del éxtasis poniendo en juego unos timbres francos y fuertes, sin preciosismos, pero increíblemente expresivos. Destacan las intervenciones de las maderas (sobre todo en el desarrollo sinfónico central) y los pequeños grupos de instrumentos que Mahler separa de la gran orquesta, prácticamente tan mimadas por el registro como la voz del tenor.
En la segunda canción Wunderlich es prácticamente irresistible no tanto por la ligereza de su fraseo como por el oro de su timbre y la simpatía de sus modos. Por sorprendente que parezca, Öhmann conseguía una emisión incluso más áerea. Tampoco es que el alemán se ciña al pp con que comienza "Auf des kleinen teiches stiller", pero está insuperable en el cierre de esta lánguida sección central ("wunderlich im Spiegelbilde").
Son de nuevo el encanto natural y la belleza radiante del timbre los mayores atractivos de "El borracho en primavera". El intérprete capta perfectamente el tono popular de la misma, extrovertido y vigoroso ("Der ganzan lieben Tag"). Además es consciente de la necesidad de apagar un poco el final de la siguiente frase ("Weil Kehl und Seelevoll"). Difícilmente se puede imaginar mayor tersura al comienzo de la sección donde parece el motivo del pajarillo ("Ich frag ihn, ob schon Frühling sei") pero no distingue del todo las diferencias entre p y pp. Se percibe la limitación técnica del cantante para acceder a los pp y ppp prescritos sobre el sol agudo ("Mir ist als wie im Traum"; "Der Lenz"...; "...und lacht"). Öhmann reproducía estos matices (pese a su calibre vocal) por medio del estupendo uso del registro mixto, recurso que Wunderlich no poseía. Sin embargo la dulzura y la suavidad de su legato, también en el calidísimo registro grave ("Aus tiefstem Schauen lausch ich auf") son subyugantes.
En ambas canciones ligeras Klemperer supera su anterior registro con tempi justos y la ya descrita riqueza tímbrica.
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