Poco sabemos de William Miller, el primer tenor (bajo la dirección de Bruno Walter) de "La Canción de la Tierra" en 1911. Jacques Urlus fue el principal intérprete de la obra en años sucesivos, llegando a cantarla con Mengelberg. Urlus, Heldentenor de voz particularmente fácil en el agudo, debía cumplir con la exigencia de un tenor heroico capaz de cantar con metal penetrante y acento incisivo en la franja media-alta, donde se centra la cruel escritura de Mahler en el primer Lied.
Carl Martin Oehman (Öhmann), tenor de la famosa grabación dirigida por Carl Schuricht, seguía esta línea heroica. Voz de una impresionante nitidez metálica, para hacerse una idea de sus cualidades basta escuchar como traspasa con el agudo del Trinklied una orquesta que además de tocar fuerte usa sus secciones agudas. Tengamos en cuenta además que hablamos de un registro en vivo sin retoques. Oehman tenía por aquel entonces 53 años y se retiraba después de ese concierto. Es cierto que en realidad lo que se escucha está a medio camino entre la declamación y el canto, pero lo hace con una voz timbradísima y bien ligada, con tantos matices que termina por crear la ilusión de estar cantando - si es que es posible cantar esta música. De ahí puede provenir cierta impresión de afinación imprecisa en algunas frases. Además, en esos años, sería difícil sustraer la interpretación de Mahler de la Sprachstimme. Cumpliendo con las exigencias del fraseo heroico, admiramos como va matizando los "Dunkel ist das Leben ist der Tod", frase que cada vez se eleva medio tono y él susurra con igual facilidad, haciendo uso de un mixto sugerente y dulcísimo que le otorga una ironía especial.
Los otros dos solos hay que cantarlos con una mezcla de sencillez rústica y elegancia - una combinación vienesa por completo - que muy pocos han sabido darles. Por ejemplo Julius Patzak en la histórica grabación de Bruno Walter. El problema es que Patzak estaba en declive en ese momento y el primer movimiento es algo penoso para él. Oehman también sabe ser ligero y sentimental en estos Lieder . El tono decadente que pide en particular "El borracho en primavera" encuentra en el toque plañidero del tenor su mejor vehículo de expresión. La imitación de un hombre embriagado es brillante. Éste es el tipo de voz y de intérprete que ha de cantar DLvdE. Existe un puñado más de grabaciones de Oehman, que suele aparecer sólo citado como maestro de Nicolai Gedda y Martti Talvela.
Hay que elogiar sin reservas la dirección de Schuricht (libérrima y fantasiosa) y el sonido característico de la Concertgebouw, la orquesta mahleriana por excelencia. La grabación proviene de un concierto de 1939 en Amsterdam y es injustamente recordada por el incidente del "Abschied", donde una espectadora nacionalsocialista se dirigió en voz alta a Schuricht, se supone que reprochándole que dirigiera una obra de un judío ("Deutschland über alles, Herr Schuricht!”) Siete meses después, las tropas alemanas ocupaban Holanda.
Los tres números del tenor cantados por Carl Martin Oehman.
Los textos:
Carl Martin Oehman (Öhmann), tenor de la famosa grabación dirigida por Carl Schuricht, seguía esta línea heroica. Voz de una impresionante nitidez metálica, para hacerse una idea de sus cualidades basta escuchar como traspasa con el agudo del Trinklied una orquesta que además de tocar fuerte usa sus secciones agudas. Tengamos en cuenta además que hablamos de un registro en vivo sin retoques. Oehman tenía por aquel entonces 53 años y se retiraba después de ese concierto. Es cierto que en realidad lo que se escucha está a medio camino entre la declamación y el canto, pero lo hace con una voz timbradísima y bien ligada, con tantos matices que termina por crear la ilusión de estar cantando - si es que es posible cantar esta música. De ahí puede provenir cierta impresión de afinación imprecisa en algunas frases. Además, en esos años, sería difícil sustraer la interpretación de Mahler de la Sprachstimme. Cumpliendo con las exigencias del fraseo heroico, admiramos como va matizando los "Dunkel ist das Leben ist der Tod", frase que cada vez se eleva medio tono y él susurra con igual facilidad, haciendo uso de un mixto sugerente y dulcísimo que le otorga una ironía especial.
Los otros dos solos hay que cantarlos con una mezcla de sencillez rústica y elegancia - una combinación vienesa por completo - que muy pocos han sabido darles. Por ejemplo Julius Patzak en la histórica grabación de Bruno Walter. El problema es que Patzak estaba en declive en ese momento y el primer movimiento es algo penoso para él. Oehman también sabe ser ligero y sentimental en estos Lieder . El tono decadente que pide en particular "El borracho en primavera" encuentra en el toque plañidero del tenor su mejor vehículo de expresión. La imitación de un hombre embriagado es brillante. Éste es el tipo de voz y de intérprete que ha de cantar DLvdE. Existe un puñado más de grabaciones de Oehman, que suele aparecer sólo citado como maestro de Nicolai Gedda y Martti Talvela.
Hay que elogiar sin reservas la dirección de Schuricht (libérrima y fantasiosa) y el sonido característico de la Concertgebouw, la orquesta mahleriana por excelencia. La grabación proviene de un concierto de 1939 en Amsterdam y es injustamente recordada por el incidente del "Abschied", donde una espectadora nacionalsocialista se dirigió en voz alta a Schuricht, se supone que reprochándole que dirigiera una obra de un judío ("Deutschland über alles, Herr Schuricht!”) Siete meses después, las tropas alemanas ocupaban Holanda.
Los tres números del tenor cantados por Carl Martin Oehman.
Los textos:
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