Mariella Devia, a sus 59 años recién cumplidos, retiene de modo asombroso la mayor parte de las cualidades con las que se ha convertido en referencia del repertorio belcantista romántico. El paso del tiempo sólo se deja sentir en algunos sonidos duros al cantar forte sobre la zona media-alta. Por lo demás, son sensacionales el sustento y dosificación del aire, que le permite ligar arcos canoros enormes sin rastro del temido vibrato amplio (tan común a ciertas edades) y con una seguridad de entonación absoluta. En su recital malagueño del 8 de mayo, Devia cantó con una perfección que rara vez volveremos a escuchar. Resplandecía un legato inmaculado de variedad dinámica infinita, con una facilidad para la messa di voce digna de un instrumento de cuerda. A destacar la plenitud de las medias voces, la claridad de los trinos y la seguridad del sobreagudo.
Con estas condiciones, siempre he creído que un cantante ha de ser capaz de transmitir, de emocionar al público. Sin embargo, tras la primera parte, constaté con cierta irritación que no fue así en este caso. Irritación no tanto por la indudable monotonía de ciertos tramos del recital, como por la sospecha de que una cantante con medios más comunes y presupuestos expresivos menos estilizados, pero directos, me habría hecho disfrutar más. La tópica falta de sentimiento de Devia se había hecho realidad, sobre todo en las canciones de Rossini, faltas de gracia y de chispa. Quizá la suficiencia técnica de la cantante se transmitía a su canto, excesivamente sobrio, de una acentuación demasiado seria. Las cosas no habían mejorado con una impecable aria de Adelaide di Borgogna ni con la bellísima “Qui la voce sua soave” de I Puritani, donde se echaron en falta la fragilidad y el desconsoloado patetismo del personaje . Hay que reconocer que una cosa como la cabaletta “Vien diletto” no se puede escuchar todos los días: el público enloqueció con el mi bemol sobreagudo, sostenido a placer, redondo y brillantísimo. Pero fue una sólo una nota. No ayudaba el conservador programa, injustificable dada la plenitud de la artista. Las canciones de Rossini y Bellini fueron ejercicios intachables de estilo, ni más ni menos.
En la segunda parte, mi escepticismo aumentó pues las canciones de Donizetti escogidas resultaron tener menos interés musical. Por suerte, fue comenzar “Piangete voi” de Anna Bolena, y el recital dio un vuelco. El acento áulico de la cantante encuentra su sitio sin duda en las reinas donizettianas, pero además supo darle a su canto una mayor espontaneidad. Cautivadora la perfecta dicción del recitativo, de una propiedad impresionante, y magistral lección de canto elegíaco en “Al dolce guidami”, lleno de momentos felices, en particular un paso del pianissimo al forte escalofriante. Inolvidable la cadencia, donde la frescura del timbre podría haber hecho creer que estábamos escuchando a una cantante 25 años más joven. En definitiva, la esperada sublimación expresiva del estilo. Destacable la tercera canción de Verdi, L’Abbandonée, donde sostuvo la altísima tesitura con una clase insultante, y espectacular la cabaletta, con repetición, de I Lombardi. Devia se debió contagiar del entusiasmo del público, pues ofreció tres propinas de un nivel muy superior al programa. Una estrofa de “Addio del pasato”, cantada en un hilo de voz, de una contención enorme sólo rota en el si bemol agudo conclusivo. Dando un enorme salto expresivo, “Quando men vo”, donde estuvo casi chispeante. Y para cerrar, “Casta diva”. Si bien a Devia le falta rotundidad vocal para el personaje, ofreció una lección de canto italiano, con todas las virtudes apuntadas puestas al servicio de la melodía. Hipnóticas la línea exhibida, la claridad de los adornos, la perfecta articulación incluso en los momentos más comprometidos. En la cadencia, ligada con una amplitud de alientos pasmosa, la plateada voz evocó reflejos lunares. “Increíble, increíble”, murmuré en los últimos compases. Un recital, en resumen, planteado de un modo incomprensiblemente cicatero, que creció hasta convertirse en algo memorable. Acompañamiento compenetrado y servicial de Ida Iannuzzi.
El recital, cortesía de Radamès:
http://italianidad.crearforo.com/recital-mariella-devia-en-malaga-9-05-07-es3709.html
En estos días hemos sabido que el esposo de Mariella Devia ha fallecido. Desde aquí nuestro cariño y condolencias.
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