30/5/13

Los Peores (XII): Barbara Hendricks

Sobre el papel Barbara Hendricks es una cantante más que notable: posee una amplia discografía en la que colaboró con Maestros como Karajan y Giulini, tuvo presencia en todos los teatros importantes y ha recibido numerosos galardones, tanto estrictamente musicales como otros de importante prestigio social. Guapa, estilosa, cosmopolita e inteligente, pocas veces se ha visto un producto mejor presentado por las discográficas. Igualmente podemos decir que nunca se ha sacado mayor partido de semejante nulidad vocal.

Entre los cantantes norteamericanos de primera línea surgidos desde los años sesenta, Hendricks destaca como la menos preparada en técnica vocal. Poseedora de una voz limitada en todos los sentidos, paupérrima de colorido y expansión, la falta del adecuado sustento técnico la convertía en la típica soprano que pretende pasar por lírica y apenas llega a ligera. De una extensión demasiado exigua para justificar su levedad y afeada además por un vibrato caprino irregular, uno apenas es capaz de encontrarle una virtud que pudiera haber llamado la atención de tantos directores de orquesta y teatros. Las discográficas, además, parecían muy convencidas de la versatilidad del producto, ofrecido con idéntica grisura en todos los géneros posibles. Ms. Hendricks anticipó además el modelo actual de cantante que consagra como exquisitos el aburrimiento y el anonimato expresivo.

En el año 2000, tras una ya larga carrera, un nuevo misterio se sumó al caso Hendricks al serle concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (la Légion d'honneur ya había llegado en 1992). Sin haber nunca gozado de un prestigio especial entre los aficionados ni mucho menos haber sido conocida por el gran público español, uno podría preguntarse por los motivos de un galardón anteriormente otorgado a músicos tan universales como Larrocha y Caballé. Las conjeturas conducen a la influencia de su esposo y agente, un diplomático sueco. Mucho, sin embargo, sigue sin explicarse sobre el resto de su trayectoria profesional.

15/5/13

Cuado el talento no basta: Anna Netrebko ante Lady Macbeth.



Según parece Anna Netrebko está decidida a ampliar su repertorio hacia los papeles de drammatico d'agilità, clasificación vocal compleja como pocas ya comentada en estas páginas. De momento conocemos su intención de debutar el diabólico personaje de Lady Macbeth de Verdi. Recientemente se ha podido escuchar su aproximación a la escena de entrada del Primer Acto. Con todas las reservas de una primera interpretación pública, podemos hablar de resultados irregulares. No cabe duda de que estamos ante una voz lírica de excepcional calidad, pero nada segura más allá del do, como ya es conocido y atestigua el uso de algunos portamenti. El timbre es intenso en toda la gama pero demasiado dulce y amable para la página; tiene mucho esmalte pero no el acero que se pide en este personaje. Como casi siempre, la dicción está muy trabajada incluso en zonas incómodas, pero la declamación, la escansión del texto, es de género lírico, no dramático. En pocas palabras, no parece que esté invocando a las fuerzas del mal y augurando un baño de sangre: más bien nos recuerda a los lamentos amorosos de la modistilla Mimí en el dúo con Marcello, el número más exigente de la partitura de Puccini, pero siempre lírico en esencia. Además la habitual respiración defectuosa es un obstáculo musical y dramático: corta varias frases que quedan así desprovistas de ímpetu, aunque mejora algo en la cabaletta, rematada con cierta energía. La coloratura, que en este papel no es adorno sino caracterización, resulta insuficiente como es también usual en esta dotada pero negligente soprano. En definitiva, una interpretación pulida y bonita en sus mejores momentos y creo que con eso queda todo dicho, excepto las reflexiones que pueda suscitar la siguiente audición de otra soprano singularmente talentosa pero más cercana al tipo vocal de Lady Macbeth y, sobre todo, mucho más exigente consigo misma: