
Vida y carrera
Nació en 1881 en L'Aquila (1) y desde muy pronto cantó como niño soprano en la Capilla Sixtina Vaticana, al igual que muchos otros cantantes de la época. El cambio de voz de la adolescencia lo sitúa en una franja intermedia entre barítono y bajo, estudiando ambos repertorios con Faberi en la Academia de Santa Cecilia hasta la elección definitiva de su cuerda. El debut escénico llega en 1903 con "Linda di Chamounix" en L'Aquila. Realiza sus primeras apariciones en teatros de provincias con óperas como "Norma", "Ernani" o "La Favorita". En 1905 debuta en el extranjero durante una gira por Holanda. Su primera actuación en La Scala data de 1907 (Alvise), llegando a ser uno de los pilares de la casa durante dieciocho temporadas. También en Milán se produce su debut wagneriano como Marke bajo la dirección de Toscanini. Con el tiempo los papeles de Wagner (siempre cantados en italiano) llegarán a ocupar en su repertorio un espacio mayor que los de Verdi, representando un caso excepcional. En el teatro lombardo alternará "Lohengrin", "Aida", "La Vestale", "I Vespri Siciliani", "Medea", "La Valchiria" o "Don Carlo", destacando también el estreno de "L'Amore dei tre re". Sus únicas apariciones en EE.UU. acaecieron en Chicago (1910) con papeles secundarios, no cuajando su carrera allí. Es de suponer que esto tampoco favoreciera que las compañías discográficas se fijaran más en él. El Colón lo recibe en 1911 con "Don Carlo" y "Mefistofele". La fama a nivel nacional llega en 1911 al cantar "Mefistofele" en el Costanzi de Roma; todos los teatros italianos le solicitan este papel y con él obtiene un gran éxito en el Liceu en 1913. En 1915 el Teatro Quirino de Roma presencia la exhumación del Mosè de Rossini, con un reparto que incluyó a Giannina Russ, Adele Ponzano, Luigi Pieroni y Alessandro Dolci. Es una ocasión histórica y otro de los mayores triunfos de su carrera. Hasta 1925 le acompañó el papel por toda Italia y Sudamérica, incluyendo un éxito colosal en La Scala. Su carrera se prolonga limitando las apariciones anuales a unas veinte desde 1927 y la despedida de los escenarios llega en Roma (Termas de Caracalla) con "Mefistofele" (1939). Existe la evidencia de algunos recitales durante los años cuarenta. Se dedica a la enseñanza en Milán y Roma (donde toma como pupilo a Paolo Silveri). Muere en 1962 en la capital italiana.
La voz, el cantante.
Escuchar en vivo la voz de Nazzareno de Angelis debía de ser una experiencia física y metafísica inolvidable. Un comentarista anotaba en 1926: "Su voz tormentosa y tonante parece una exhalación surgida de las fauces de una gran máscara griega; una vez ha entrado en escena no encuentra ya el descanso ni puede contener el ardor de su soberbio y cruel temperamento; semejante a un lujurioso, su propia sangre lo atormenta; se estremece y tiembla de repente, como un león que se sacude los flancos con su cola, y desde sus grandes pulmones de bronce lanza contra la platea, de golpe, notas enormes y luminosas que corren como bólidos incandescentes."(2) Giacomo Lauri-Volpi habla de una voz "impetuosa, fulgurante, febril" que establecía una "tensión casi enfermiza en el aire durante todo el espectáculo, como si existiese una corriente eléctrica entre cantante y público" (3) . El instrumento se caracterizaba por una extensión trascendente, desde el fa grave hasta un sol agudo tan fácil y squillante como el de un barítono. El timbre, más allá de volumen o espesor, estaba dotado de una amplitud heroica, siempre lleno, sonoro y compacto. Tenía además dos características poco habituales en un bajo: un personal vibrato rápido y un color ciertamente claro. No existía en su fonación ningún tipo de resonancia espuria para engrosar el centro ni oscurecer el grave, que poseía una plenitud y densidad genuinas. La homogeneidad entre registros y la extensión eran síntomas inequívocos de una emisión canónica, que no conocía durezas en ninguna circunstancia, sostenida sobre el aliento y lanzada vertiginosamente hacia la máscara. Esto, además de proporcionarle una longevidad vocal incomparable, le consentía también la regulación del volumen en cualquier tesitura, incluso la más comprometida. Medias voces y filados timbradísimos se alternaban fácilmente con la emisión plena sin brecha audible, permitiendo así que el intachable legato se completara con toda la gama de claroscuros. En de Angelis - como en Stracciari, Galeffi o Pertile - coincidían el poderío vocal más espectacular con una técnica inquebrantable, lo cual equivale a hablar de un tipo de cantante que casi desapareció tras la segunda posguerra: el dramático capaz de hacer verdadero belcanto. Ambos extremos, el heroico y el lírico, también le pertenecían como intérprete. Poseía como pocos el sentido sacro del canto y era capaz de expresar el profundo patetismo de los personajes más graves, ya fueran padres venerables o reyes y sacerdotes imponentes. En esta franja se movió como Mosè, Felipe II, Fiesco, Zaccaria, Marke, Gurnemanz o incluso el papel de Bassbariton por antonomasia, Wotan ("Das Rheingold" y "Die Walküre"). Sin embargo también sabía dar rienda suelta a un temperamento exuberante para recrear un Mefistófeles (Boito) lleno de ironía y fuerza salvaje, tan magistral como debió de ser su Hagen o el caricaturesco Don Basilio. La dicción del cantante era de extrema nitidez incluso en aquellos pasajes donde podía morder el sonido, aclararlo o sombrearlo a voluntad para introducir un matiz grotesco, brutal u cómico. Aun en ciertos momentos donde podía exagerar, el legato nunca llegaba a quebrarse. Al contrario que el único bajo de la época que le hizo sombra, Fiodor Shaliapin, de Angelis nunca se extravió fuera de los límites del canto puro. Por último, a pesar de ser según parece un hombre de trato difícil, su personalidad en el escenario era magnética y arrasadora, como testimonian numerosas declaraciones de sus compañeros ("Su presencia era única. Nunca me he encontrado nada igual ni creo que lo haga" - Francesco Merli)
Audiciones.
Los registros acústicos (Fonotipia) captaron la voz de A. con poca fidelidad, resaltando excesivamente la claridad y el vibrato del timbre. Entre los mismos escuchamos "Ave Signor!" ("Mefistofele") e "Infelice, e tu credevi" ("Ernani"), datados en torno a 1905 y con acompañamiento de piano. Con todo se percibe la frescura del joven cantante, el timbre fuerte y squillante, pero el intérprete aún no está completo, quizá debido a la escasa familiaridad con el medio (recordemos que el sistema de grabación acústico era bastante incómodo). Sin embargo frases como las que abren el aria de Silva ("sì bel giglio immacolato!... ") cordiales y humanísimas, ya anuncian a un cantante de rara comunicatividad.
Mefistofele fue la única ópera que grabó completa (1932) lo cual es lógico pues cantó el papel en al menos quinientas ocasiones (algunas fuentes llegan a hablar de 897 funciones). Sin embargo en este registro el artista, aún en forma tras casi treinta años de carrera, se mostró demasiado histriónico. Por ello son del máximo interés los registros anteriores de "Ave Signor!" y "Ecco il mondo" (1909). Destaca ésta última por la agresividad, la mordiente dicción del texto ("Fiera, vile, sottile"), siempre cantando desde luego, que tiene contrastes de insólita ironía en "Che ad ogn'ora si divora" e "il paradiso", emitidas en alevosa media voz. La grabación posterior ofrece su perfil más exagerado, pero algunas frases son de una sorna infalible ("Fola vana è a lei Satana, Riso e scherno e' a lei l'inferno") y el fa agudo conclusivo aún es envidiable. En la llamada Aria del fischio se repiten las muecas vocales, pero siempre perfectamente dominadas como esos "No" casi gruñidos. Atención al poderío de "V'è sul Sol".
En la misma línea de personajes satánicos, este registro de la Canción de Kaspar ("Der Freischütz") es una curiosidad, ya que no llegó a cantar el papel en vivo. De A. tiene algo que decir hasta en la sección central, mientras los saltos al agudo, tantas veces ladrados por barítonos alemanes, aquí son nítidos y de una energía salvaje.
El único - por desgracia - testimonio de su Wagner es un fragmento del "Adiós" de Wotan. El dominio de la elevada tesitura es inatacable. Comienza la página vibrante y emotivo, ofreciendo un personaje de emociones humanas pero a escala divina, lejos de otras concepciones hieráticas o metafísicas. En cuanto a "Quest'occhi fulgidi ognor" (que es "Der Augen leuchtendes Paar") en un pianissimo inefable, difícilmente puede concebirse una línea de canto más mórbida y ligada. Además la acentuación ("von holden Lippen dir floss") alcanza alturas de lacerante expresividad. Sólo se lamenta que no grabara la escena hasta el final.
Nació en 1881 en L'Aquila (1) y desde muy pronto cantó como niño soprano en la Capilla Sixtina Vaticana, al igual que muchos otros cantantes de la época. El cambio de voz de la adolescencia lo sitúa en una franja intermedia entre barítono y bajo, estudiando ambos repertorios con Faberi en la Academia de Santa Cecilia hasta la elección definitiva de su cuerda. El debut escénico llega en 1903 con "Linda di Chamounix" en L'Aquila. Realiza sus primeras apariciones en teatros de provincias con óperas como "Norma", "Ernani" o "La Favorita". En 1905 debuta en el extranjero durante una gira por Holanda. Su primera actuación en La Scala data de 1907 (Alvise), llegando a ser uno de los pilares de la casa durante dieciocho temporadas. También en Milán se produce su debut wagneriano como Marke bajo la dirección de Toscanini. Con el tiempo los papeles de Wagner (siempre cantados en italiano) llegarán a ocupar en su repertorio un espacio mayor que los de Verdi, representando un caso excepcional. En el teatro lombardo alternará "Lohengrin", "Aida", "La Vestale", "I Vespri Siciliani", "Medea", "La Valchiria" o "Don Carlo", destacando también el estreno de "L'Amore dei tre re". Sus únicas apariciones en EE.UU. acaecieron en Chicago (1910) con papeles secundarios, no cuajando su carrera allí. Es de suponer que esto tampoco favoreciera que las compañías discográficas se fijaran más en él. El Colón lo recibe en 1911 con "Don Carlo" y "Mefistofele". La fama a nivel nacional llega en 1911 al cantar "Mefistofele" en el Costanzi de Roma; todos los teatros italianos le solicitan este papel y con él obtiene un gran éxito en el Liceu en 1913. En 1915 el Teatro Quirino de Roma presencia la exhumación del Mosè de Rossini, con un reparto que incluyó a Giannina Russ, Adele Ponzano, Luigi Pieroni y Alessandro Dolci. Es una ocasión histórica y otro de los mayores triunfos de su carrera. Hasta 1925 le acompañó el papel por toda Italia y Sudamérica, incluyendo un éxito colosal en La Scala. Su carrera se prolonga limitando las apariciones anuales a unas veinte desde 1927 y la despedida de los escenarios llega en Roma (Termas de Caracalla) con "Mefistofele" (1939). Existe la evidencia de algunos recitales durante los años cuarenta. Se dedica a la enseñanza en Milán y Roma (donde toma como pupilo a Paolo Silveri). Muere en 1962 en la capital italiana.
La voz, el cantante.
Escuchar en vivo la voz de Nazzareno de Angelis debía de ser una experiencia física y metafísica inolvidable. Un comentarista anotaba en 1926: "Su voz tormentosa y tonante parece una exhalación surgida de las fauces de una gran máscara griega; una vez ha entrado en escena no encuentra ya el descanso ni puede contener el ardor de su soberbio y cruel temperamento; semejante a un lujurioso, su propia sangre lo atormenta; se estremece y tiembla de repente, como un león que se sacude los flancos con su cola, y desde sus grandes pulmones de bronce lanza contra la platea, de golpe, notas enormes y luminosas que corren como bólidos incandescentes."(2) Giacomo Lauri-Volpi habla de una voz "impetuosa, fulgurante, febril" que establecía una "tensión casi enfermiza en el aire durante todo el espectáculo, como si existiese una corriente eléctrica entre cantante y público" (3) . El instrumento se caracterizaba por una extensión trascendente, desde el fa grave hasta un sol agudo tan fácil y squillante como el de un barítono. El timbre, más allá de volumen o espesor, estaba dotado de una amplitud heroica, siempre lleno, sonoro y compacto. Tenía además dos características poco habituales en un bajo: un personal vibrato rápido y un color ciertamente claro. No existía en su fonación ningún tipo de resonancia espuria para engrosar el centro ni oscurecer el grave, que poseía una plenitud y densidad genuinas. La homogeneidad entre registros y la extensión eran síntomas inequívocos de una emisión canónica, que no conocía durezas en ninguna circunstancia, sostenida sobre el aliento y lanzada vertiginosamente hacia la máscara. Esto, además de proporcionarle una longevidad vocal incomparable, le consentía también la regulación del volumen en cualquier tesitura, incluso la más comprometida. Medias voces y filados timbradísimos se alternaban fácilmente con la emisión plena sin brecha audible, permitiendo así que el intachable legato se completara con toda la gama de claroscuros. En de Angelis - como en Stracciari, Galeffi o Pertile - coincidían el poderío vocal más espectacular con una técnica inquebrantable, lo cual equivale a hablar de un tipo de cantante que casi desapareció tras la segunda posguerra: el dramático capaz de hacer verdadero belcanto. Ambos extremos, el heroico y el lírico, también le pertenecían como intérprete. Poseía como pocos el sentido sacro del canto y era capaz de expresar el profundo patetismo de los personajes más graves, ya fueran padres venerables o reyes y sacerdotes imponentes. En esta franja se movió como Mosè, Felipe II, Fiesco, Zaccaria, Marke, Gurnemanz o incluso el papel de Bassbariton por antonomasia, Wotan ("Das Rheingold" y "Die Walküre"). Sin embargo también sabía dar rienda suelta a un temperamento exuberante para recrear un Mefistófeles (Boito) lleno de ironía y fuerza salvaje, tan magistral como debió de ser su Hagen o el caricaturesco Don Basilio. La dicción del cantante era de extrema nitidez incluso en aquellos pasajes donde podía morder el sonido, aclararlo o sombrearlo a voluntad para introducir un matiz grotesco, brutal u cómico. Aun en ciertos momentos donde podía exagerar, el legato nunca llegaba a quebrarse. Al contrario que el único bajo de la época que le hizo sombra, Fiodor Shaliapin, de Angelis nunca se extravió fuera de los límites del canto puro. Por último, a pesar de ser según parece un hombre de trato difícil, su personalidad en el escenario era magnética y arrasadora, como testimonian numerosas declaraciones de sus compañeros ("Su presencia era única. Nunca me he encontrado nada igual ni creo que lo haga" - Francesco Merli)
Audiciones.
Los registros acústicos (Fonotipia) captaron la voz de A. con poca fidelidad, resaltando excesivamente la claridad y el vibrato del timbre. Entre los mismos escuchamos "Ave Signor!" ("Mefistofele") e "Infelice, e tu credevi" ("Ernani"), datados en torno a 1905 y con acompañamiento de piano. Con todo se percibe la frescura del joven cantante, el timbre fuerte y squillante, pero el intérprete aún no está completo, quizá debido a la escasa familiaridad con el medio (recordemos que el sistema de grabación acústico era bastante incómodo). Sin embargo frases como las que abren el aria de Silva ("sì bel giglio immacolato!... ") cordiales y humanísimas, ya anuncian a un cantante de rara comunicatividad.
Mefistofele fue la única ópera que grabó completa (1932) lo cual es lógico pues cantó el papel en al menos quinientas ocasiones (algunas fuentes llegan a hablar de 897 funciones). Sin embargo en este registro el artista, aún en forma tras casi treinta años de carrera, se mostró demasiado histriónico. Por ello son del máximo interés los registros anteriores de "Ave Signor!" y "Ecco il mondo" (1909). Destaca ésta última por la agresividad, la mordiente dicción del texto ("Fiera, vile, sottile"), siempre cantando desde luego, que tiene contrastes de insólita ironía en "Che ad ogn'ora si divora" e "il paradiso", emitidas en alevosa media voz. La grabación posterior ofrece su perfil más exagerado, pero algunas frases son de una sorna infalible ("Fola vana è a lei Satana, Riso e scherno e' a lei l'inferno") y el fa agudo conclusivo aún es envidiable. En la llamada Aria del fischio se repiten las muecas vocales, pero siempre perfectamente dominadas como esos "No" casi gruñidos. Atención al poderío de "V'è sul Sol".
En la misma línea de personajes satánicos, este registro de la Canción de Kaspar ("Der Freischütz") es una curiosidad, ya que no llegó a cantar el papel en vivo. De A. tiene algo que decir hasta en la sección central, mientras los saltos al agudo, tantas veces ladrados por barítonos alemanes, aquí son nítidos y de una energía salvaje.
El único - por desgracia - testimonio de su Wagner es un fragmento del "Adiós" de Wotan. El dominio de la elevada tesitura es inatacable. Comienza la página vibrante y emotivo, ofreciendo un personaje de emociones humanas pero a escala divina, lejos de otras concepciones hieráticas o metafísicas. En cuanto a "Quest'occhi fulgidi ognor" (que es "Der Augen leuchtendes Paar") en un pianissimo inefable, difícilmente puede concebirse una línea de canto más mórbida y ligada. Además la acentuación ("von holden Lippen dir floss") alcanza alturas de lacerante expresividad. Sólo se lamenta que no grabara la escena hasta el final.
Disfrutadlo.
(1) Según la página de Mike Richter, coincidiendo con "Unvergängliche Stimmen; Kleines Sängerlexikon - A concise Biographical Dictionary of Singers" de Karl J. Jutsch, Leo Riemens y Harry Earl Jones (1969). En "Le grandi voci" (1964) y "Grandi voci alla Scala" (1991) se cita Roma.
(2) Barilli en el "Sorcio del violino". Citado por Eugenio Gara en "Le grandi voci" .
(3) "Voci parallele" (1955)
(4) Entre otros, cantaron Carlo Galeffi y Bernardo de Muro.
(1) Según la página de Mike Richter, coincidiendo con "Unvergängliche Stimmen; Kleines Sängerlexikon - A concise Biographical Dictionary of Singers" de Karl J. Jutsch, Leo Riemens y Harry Earl Jones (1969). En "Le grandi voci" (1964) y "Grandi voci alla Scala" (1991) se cita Roma.
(2) Barilli en el "Sorcio del violino". Citado por Eugenio Gara en "Le grandi voci" .
(3) "Voci parallele" (1955)
(4) Entre otros, cantaron Carlo Galeffi y Bernardo de Muro.