12/4/15

Sibelius para reivindicar a la Orquesta Filarmónica de Málaga

http://teatrocervantes.com/es/genero/ofm/ciclo/114/espectaculo/1534

En la entrada del Teatro Cervantes dos músicos de la OFM han entregado al público unas fotocopias donde denuncian las intenciones unilaterales de los Gestores de "ajustar la plantilla a su rendimiento artístico" o algo similar. Lo cual quiere decir despidos de parte de la plantilla.
Sirva esta entrada para mostar mi apoyo a los Profesores frente a una iniciativa que hace peligrar la actividad artística de la orquesta.
El concierto presentaba dos obras del período hiperromántico de Sibelius. En el Concierto se contó con el joven violinista malagueño Jesús Reina. Enfrentado a uno de los grandes miuras del repertorio, se puede decir que Reina aún no lo domina, lo que se notó en particular en el primer movimiento, verdadero núcleo expresivo de la obra. En este caso el solista no sólo se mostró un tanto falto de seguridad técnica  (en la temible cadencia central con pasajes de dobles cuerdas) sino que sólo esporádicamente consiguió la acerada intensidad imprescindible para no caer en lo lacrimoso. Se trata de una partitura angustiada que pide un fraseo mucho más aristado. Mucho mejor en el tiempo lento, de carácter lírico, en particular una segunda mitad pausada pero intensa, en perfecta unión con la orquesta. Brillante ejecución del Finale, si bien de nuevo pasó de puntillas por ciertos pasajes como el tocado sul ponticello cerca de la conclusión. Muchos violinistas han esperado bastante tiempo para tocar el Sibelius y es por algo.


Por su parte, Hernández Silva demostró que disfruta con este repertorio. En el Concierto proporcionó un acompañamiento un tanto premioso, pero de colores ocres y crepusculares muy adecuados para el angustiado primer tiempo (haciendo parecer al solista aun más inofensivo). En cuanto a la Sinfonía, los resultados pueden considerarse satisfactorios por la búsqueda de intensidad en cada compás y de efectos originales, lo cual se agradece, pero se pueden mostrar dudas acerca de los excesos en las secciones más pesadas de la orquesta. En particular, el timbalista sigue demasiado motivado y, junto a efectos electrizantes (tercer tempo), hubo otros momentos francamente demagógicos (en el primero prácticamente se comió a la orquesta). De nuevo asistimos a una exhibicionista exageración de las dinámicas en los pasajes finales de los movimientos. En el lado positivo, la batuta de nuevo mostró que sabe hacer cantar con efusión a la orquesta, en particular en el motivo lírico del Finale. Se debe aplaudir una interpretación que se esfuerza por escapar de la rutina, pero determinados efectos podrían ahorrarse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno volver a leerte. Un abrazo desde Buenos Aires

Mario Alejandro dijo...

Estimado:
He leído tu antigua página sobre Rigoletto de Bruscantini y te dejé un comentario, pero te escribo aquí por si no revisas tus páginas antiguas.
Mi inquietud es la siguiente: ¿Cómo podría tener la ópera ahora que Rapidshare no existe? ¿Podrías enviarmela a mi correo? operomanonovel@gmail.com
Cordialmente,
Mario A. Chilabert L-C