Vamos a empezar a escuchar una serie de grabaciones históricas de ópera con una Aida representada en el Teatro Colón de los años dorados (1968).
La joven Martina Arroyo poseía entonces una de las voces de soprano spinto más bellas que se hayan escuchado. La morbidez de la emisión y la calidez del timbre inevitablemente ofrecían una Aída resignada y angelical, en la línea de Leontyne Price. Con respecto a su ilustre antecesora, Arroyo ofrecía una dicción mucho más nítida, un fraseo más intencionado y un registro grave de mayor sonoridad (como se aprecia en “Ritorna vincitor!”) Además la variedad dinámica del registro agudo era asombrosa, desde los ensoñadores pp al comienzo y el final de “O patria mia”, hasta la plenitud squillante del Concertato del Acto II o las saetas, de un dorado metal vibrante, del dúo con Radamès. En todo el Acto III exhibe legato de alta escuela, destacando un “Fuggiam gli ardori inospiti” de agobiante belleza. Si añadimos a las sobresalientes cualidades referidas la expresividad natural de la cantante, entenderemos que su Aída no aparezca empequeñecida entre los monstruos que la acompañan.
En cuanto a Carlo Bergonzi, sin duda es una de sus mejores encarnaciones de Radamès. Personalmente considero que la cumbre en el personaje la marcó en la Aida del MET de 1963, oportunidad donde la perfección canora se traducía en emotividad por medio de la sublimación del estilo, algo así como el ideal del canto verdiano (1). Sin embargo, es comprensible que se pueda preferir ésta debido a la mayor generosidad del intérprete, que llega en ocasiones al desmelenamiento (dúo con Aída del Acto III, donde por fortuna Arroyo le da buena réplica) pero siempre dentro de los límites del buen gusto. En un día de gran voz, Bergonzi supera las dificultades que presenta el papel para una voz lírica, en particular en la escena con Amneris del Acto IV, con enorme inteligencia (canta a media voz de “Svanita ogni speranza, Sol bramo di morir” en lugar de forzar el grave) Desde el recitativo “Se quel guerrier io fossi!” resplandecen la perfecta scansione (articulación) del fraseo, la nobleza del acento, el concepto de un personaje siempre “bien cantado”. Por supuesto, su Radamès es el enamorado, el que cincela “Morir si pura e bella” y “O terra, addio”, más que el de “Io resto a te!”. El agudo, si bien nunca squillante, rinde con una apreciable eficacia (aunque el endemoniado si bemol conclusivo de “Celeste Aida” quede algo falto de mordiente).
En muchos aspectos el último barítono verdiano, Cornell MacNeil dio lo mejor de sí en el Colón durante una década de apariciones casi anuales. Haciendo malo el tópico que le retrata en temprana decadencia (debutó en 1951) para finales de los 60, luce una voz en imponente plenitud, sin apreciable presencia del temido vibrato amplio. El timbre, oscuro y rotundo en la zona grave, ya retrataba al hosco guerrero (“Morte invan cercai”) Sin embargo, Rigoletto por antonomasia, encontraba los expresivos (y taimados) acentos del padre en el gran dúo del Acto III (“Rivedrai le foreste imbalsamate”) Dueño de unos medios heroicos, asombra la expansión de “Dei faraoni tu sei la schiava” y el inmenso arco canoro (con un portamento felicísimo) de la conmovedora, inmarcesible “Pensa che un popolo vinto, straziato”. Uno de las más grandes interpretaciones de Amonasro jamás captadas.
Biserka Cvejic con un timbre quizá algo claro, pero lleno y brillante, destaca más en el registro agudo que en el grave. Una Amneris femenina y juvenil, menos temible de lo que se espera en el Acto III, pero bien cantada y más idiomática de lo que se podría suponer.
Nicola Rossi-Lemeni hace descender el nivel, sin impresionar especialmente ni como voz ni como acento.
Bartoletti regala una interpretación italianísima, con rallentandi y calderones, deja lucirse a los cantantes (en particular a Bergonzi), con los que canta y respira, pero sin sonoridades masivas. El nivel orquestal y coral alcanzado por los cuerpos estables del Colón es digno de destacarse.
Es una grabación que en su momento Mike Richter subió a OperaShare. Disfrutadla.
http://rapidshare.com/files/29779316/AIDA68.zip
(1) Comentarios aquí: http://estanochebarralibre.blogspot.com/2006/12/los-tenores-de-los-60-i.html y extractos aquí http://estanochebarralibre.blogspot.com/2007/02/1-ao-de-barra-libre-actualizaciones-de.html
Pavarotti canta Riccardo en Oviedo (1978)
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Aun cuando ya lo habían absorbido los grandes teatros de EE.UU, en 1978
Pavarotti continuaba actuando en "provincias", incluyendo en esta categoría
a dos c...
Hace 13 años
2 comentarios:
Hola, me encanta tu blog...
me gustaria saber si la aida de esta version da un agudo fantastico que esta al final del segundo acto... me gustaria saber si conoces quien más aparte de la grandiosa Callas da ese agudo en una opera tan rica en coros y de gran belleza como es Aida.
No, Arroyo no canta mi sobreagudo en ese Finale.
Sólo me consta que repitiera la hazaña - o el número circense, según se mire - Aprile Millo en una función de la Arena con Bonisolli y Cossotto. Creo que está en el Youtube.
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