Sin ser una fecha típicamente conmemorativa, un recuerdo para Alfredo Kraus, fallecido el 10 de septiembre de 1999 en Madrid.
Breves notas extraídas de la ficha confeccionada para el Foro "Una noche en la Ópera". En el futuro me extenderé más detenidamente.
"Las divisas del canto de Kraus eran tan sencillas de expresar como difíciles de realizar: "La técnica es la base de todo. No se puede ser cantante si primero no se es un técnico vocal y no se puede ser un gran artista si no se es también un buen cantante". Es la técnica vocal, pues, lo que inmediatamente identifica a Alfredo Kraus. La base de su método era una fonación muy elevada que utilizaba la máscara en casi toda la tesitura. Esto resultó en un instrumento de lírico-ligero con una proyección y un metal plateado extraordinarios en el sobreagudo, que se extendía fácilmente (aunque no sin nasalidades ocasionales) hasta el mi bemol. Menos relevantes fueron el volumen y el color - si bien homogéneo - del timbre en el centro y el grave, algo carentes de volumen o atractivo. Sin embargo fue encontrando nuevos matices en su voz, ganando en tersura y redondez, como se escucha en las grabaciones de sus mejores tiempos, que pueden situarse entre mediados de los 60 y finales de los 70. Esos años, aun más que en sus inicios, lo contemplaron pleno dominador de todos los recursos de la vieja escuela de canto: nitidísima dicción en varios idiomas, genuinas medias voces que coloreaban y modulaban sin límites el sonido, legato de fluidez instrumental merced a un fiato extraordinario. Con estas herramientas y un buen gusto ejemplar, cincelaba el fraseo sílaba a sílaba, resplandeciendo el dominio de la messa di voce. El intérprete, analítico y sobrio, se entregó a una búsqueda incansable de la perfección y la ortodoxia en detrimento de cierta espontaneidad. Aunque ello siempre lo alejó de la superficialidad, también dio ocasiones para hablar de distanciamiento expresivo.
Sus virtudes, en particular la plenitud del agudo y el sustento del aire, se mantuvieron en alto grado durante los 80 y 90, bien que apareciese el temido vibrato amplio, la octava inferior se adelgazara o retornaran los tintes nasales. Kraus asumió su categoría de tenore di grazia decimonónico del todo ajeno al verismo, incluso en su presencia áulica y su distinguida actuación escénica. De esa forma se convirtió en el último guardián de las esencias del belcanto. "
"Si la voz y el estilo de Kraus recordaban a Schipa – más por “afinidad electiva” que por imitación, como señaló Celletti – también se mostró como su heredero o continuador en el repertorio de tenore di grazia. Sobre todo en el caso de Werther, papel en el que Kraus alcanzó tal refinamiento y estilización que se puso a la altura de la mayor fantasía y abandono lírico del ilustre antecesor. La identificación de Kraus con Werther ha llegado a ser paradigmática: asumido en italiano en sus comienzos, a finales de los 60 lo cantó por primera vez en francés. Durante las dos décadas siguientes el personaje nunca dejó de enriquecerse y fue en gran medida responsable de la explosión de popularidad del tenor durante los 70 y 80. Su impecable línea, la dicción nitidísima y la melancolía evocadora de su voz - en este caso en su elemento - le permitieron construir un personaje volcado hacia el interior pero capaz de potentes estallidos nerviosos. Así asumió sin complejos la herencia del fraseo sfumato de Schipa y la mayor pasión de Georges Thill"
Grabación de 1978 con Lucia Valentini-Terrani, cortesía de Tristán.
1 comentario:
Ayer estaba viendo La Gazzetta de Rossini.. Me encanta esa opera pero el primer cantante le aliñó algo de tedio en el II- Interludio... Gracias al maestro Doi, la orquesta como siempre salvó la atencion del publico... Un amigo me comentó que Kraus llegó a interpretar dicha opera... Me hubiese encantado verlo...
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