23/8/08

"Cortigiani, vil razza dannata"


No repetiré la importancia que tiene la escena de la "Invectiva" dentro del retrato de Rigoletto. La presente entrada nos sirve para comprobar cómo se acercaba la vieja escuela a esta página.

Titta Ruffo

Carlo Galeffi

Apollo Granforte

Giuseppe Danise

Pasquale Amato

Riccardo Stracciari

Giuseppe de Luca

Lawrence Tibbett


Empezando por Titta Ruffo, quien estableció el paradigma de Rigoletto dramático y colosal que podía atronar hasta el último rincón de La Scala. En realidad escuchamos dos grabaciones, una con la Invectiva y otra con el "Miei signori". La primera es un ejemplo del Ruffo más colérico, con esa voz broncínea que cien años después de ser grabada sigue transmitiendo una energía incontenible: atención al rallentando "ma mia figlia è impagabil tesor!" o al estentóreo sol agudo ("Diffende"). En el cantabile Ruffo comienza contenido y modulando su caudal descomunal, pero a partir del primer "Tutto al mondo è tal figlia per me", con ese enorme calderón, le imprime el sello que le distinguió de la vieja escuela: canto abiertamente verista, a la búsqueda de la verdad dramática. Y esto en su vertiente más extrovertida, siempre en rango forte, con alguna rotura de legato y varios sollozos (todo ello condensado en el "Ridate a me la figlia" que culmina la página). En mi opinión, impresionante pero termina por tener límites expresivos.


Carlo Galeffi debutó el papel en La Scala en 1912 y hasta 1940 cantó sesenta funciones, veinticinco de ellas bajo la dirección de Toscanini. Galeffi ocupó el espacio que dejó libre Ruffo como Rigoletto preferido de La Scala, no sólo en el sentido figurado, sino físico; para ser concretos en el sonoro. Las crónicas de la primera mitad de su carrera describen la voz de Galeffi como enorme y squillante, hasta el punto de que para los espectadores de las primeras filas era una experiencia aplastante. Con posterioridad moderó el volumen para conseguir sonidos más mórbidos, que fueron igualmente exitosos.
Según se cuenta, tras escuchar a Galeffi en el enorme teatro Titta Ruffo comentó: "Quel ragazzo mi fa paura".
G. asumió buena parte de los modos de la nueva escuela, pero siempre fue más afín a Caruso que a Ruffo, cuyo oscuro y voluminoso timbre resistió la tentación de imitar. En cambio compartió con el tenor el carácter emotivo de sus interpretaciones y el acento lacrimoso del timbre.
Ambas características marcan su "Cortigiani" desde las primeras frases, más suplicantes que agresivas. Galeffi confía más en el acento patético de su fraseo y en la morbidez de su voz, que suscita la simpatía del oyente, que en los contrastes dinámicos para afrontar "Miei signori".

Con Apollo Granforte se pueden percibir las claves de la decadencia de la cuerda que llegaría en los 50: aun teniendo una voz estupenda, emisión controlada y buena escuela, opta por declamar en la invectiva y aunque intenso, resulta pobre de modulaciones y menos respetuoso con el legato en “Miei signori”.

Giuseppe Danise, un dramático genuino, exhibe la Invectiva más potente, moderna y sin excesos, culminada además con un sol agudo tremendo (que ataca sin las notas de apoyo escuchadas en otros casos). Si bien no se percibe tan claramente la diferenciación dinámica de Amato entre secciones, ni es tan dulce en las vocalizaciones como Stracciari, su cantabile es óptimo por el mayor rigor en las ligaduras y la facilidad con que regula el volumen a cualquier altura, lo que habla de un control del fiato inatacable. En efecto, "Miei signori, perdono" queda enmarcado magistralmente: desde el filado de “Tu taci” hasta la messa di voce en “Pietà”, de resultado expresivo doloroso. A atesorar la maestría con que smorza en "Tal figlia è per me" o la facilidad con que asciende al agudo.

Giuseppe de Luca enfoca la invectiva como corresponde a sus medios de barítono nobile (en La Scala causó dudas su volumen sonoro en comparación con Galeffi): sin énfasis ni alardes atléticos. Destaca la nitidez de la dicción y la nobleza del fraseo, para algunos algo preciosista. De Luca es la imagen opuesta a Ruffo: claro, ligero, contenido. La fidelidad al legato en “Miei signori, perdono” es absoluta, no hay lugar para los sollozos, todo se expresa a través del canto.

Pasquale Amato se lanza de lleno contra la grandiosidad Huguiana de la página; hay que incidir en la progresión dinámica de su interpretación, desde la dramática y estentórea de “Cortigiani” (un tanto teatral), que modera en “Ebben, io piango”, para hacerse delicada y a flor de labios al atacar “Miei signori, perdono”, donde las sfumature y modulaciones son estupefacientes ("A voi nulla ora costa", “Tal figlia è per me” o el “Pietà” final) Se refleja así la destrucción sicológica de Rigoletto a través del progresivo recogimiento vocal. La voz es la más perjudicada por la toma.

Ricardo Stracciari es seguramente el que mejor canta la “Invectiva”, con un legato irreprochable. Su manera de atacar los agudos (a la antigua) con portamento no resulta muy limpia. Aunque de nuevo es posiblemente el que canta con más fluidez (las notas breves del comienzo son una caricia) el cantabile, creo que tiene un tono un poco teatral que suena menos “actual” que en Danise (quizá por esa dicción un pelín gutural) ni tiene el abandono y la creatividad de Amato.

Lawrence Tibbett ataca la invectiva con ciertos matices espurios para sonar más agresivo, algún portamento y un tono nasal ostensible, aparte de que se percibe un vibrato notorio. El cambio de acentuación hacia lo suplicante en “Ebben io piango” es muy afortunado. Tibbett no posee la facilidad de Amato o Danise, hay algo ligeramente trabajoso en su legato, pero las intenciones y la variedad dinámica son encomiables.

Quisiera hacer hincapié en diferentes aspectos respetados por la mayoría de los presentes que distinguen a un verdadero barítono verdiano:

- Ausencia de declamaciones en el “Cortigiani” (Stracciari es el máximo ejemplo en mi opinión, de la adhesión absoluta al canto)
- Respeto a las indicaciones “con lágrimas” a través de la realización correcta de las expresivas vocalizaciones (“Pietate”, “Ridate”) y la acentuación, nunca sollozos (Ruffo es quien rompe esta regla)
- Capacidad para mantener la media voz en cualquier altura y variar el volumen de una nota (Danise y aun más Amato son insuperables en este apartado). Si se vuelve sobre las audiciones propuestas anteriormente, ni siquiera en los casos de Taddei, Warren o MacNeil se encontrará algo semejante.
- Un punto importante es el primer “Tal figlia è per me”. La mayoría modulan el ataque o lo hacen a media voz. Compruébese la decisión de Ruffo (un calderón tremebundo) buscando la supuesta verdad dramática, volcando hacia el exterior el mundo expresivo del personaje, proyectándolo hacia el público. Amato es el paradigma opuesto: la concentración, la recreación de un estado poético y psicológico sobre el que el oyente ha de reflexionar.

Les propongo encuesta sobre el tema.

4 comentarios:

Agrippina dijo...

Difícil la votación. Me decidí finalmente por Danise, una dramaticidad sin excesos, con una dulzura medida (no melosa) y un timbre para mí justo en este papel. De todas formas, pude haber votado a Tibbett que, con las limitaciones que marcaste, me convence desde su dramatismo. Prefiero, en el Cortigiani, un Rigoletto más agresivo que lastimero. Gracias Gino por esta oportunidad de comparar.

Zerlina dijo...

Pues al final he votado por Galeffi. Pero reconozco que a mi Ruffo, "me pone como una moto".

Difícil encuesta.

Mantoval dijo...

Mi voto para Giuseppe de Luca.El más refinado y de canto más aristocrático del célebre trío: De Luca-Titta Ruffo-Ricardo Stracciari, que hizo furor en el primer cuarto del siglo XX.

Gino dijo...

Jeje, una volpista tenía sentirse cerca de de Luca (que además fue amigo de L-V)

Saludos.