Recientemente el duende Alberich nos aseguraba que para encontrar el mejor Beethoven que nunca grabó Herbert von Karajan había que retroceder hasta 1944. A punto de acabar la Guerra, a sus 36 años, el artista dejaba testimonio de un momento crucial en el desarrollo de su personalidad.
Aquí se escucha al director impetuoso y pletórico de energía (das Wunder Karajan), capaz de ofrecer una feliz síntesis entre el puntillismo rítmico de Toscanini y la amplitud de fraseo de la escuela alemana, limando las aristas de aquél y ofreciendo una "moderna" versión de esta última. Karajan escoge tempi moderadamente rápidos y se mantiene por supuesto alejado del rubato furtwängleriano. En su sonido ya se percibe la preferencia por las voces superiores: violines incandescentes y metales fulgurantes luchan sin interrupción por arrojar luz en cada rincón de la partitura (escúchese la última afirmación del motivo principal del Finale - Prometeo alumbrando la conciencia del hombre). Pero esto no significa que Karajan descuide unas maderas sonoras y bien empastadas o que se oculte la riqueza de las voces intermedias. Sólo hay que escuchar el fugato de la "Marcha fúnebre". Se trata más bien de un lucha goethiana por imponer la luz a la oscuridad. Un rasgo más de este sonido llama la atención y es su relativa aspereza: a mi juicio es muy expresiva y me parece preferible (en Beethoven) a las texturas pulidísimas que con los años extraería - como un orfebre - de las orquestas berlinesa y vienesa. Por supuesto, no es el granito de Klemperer, pero en Karajan resulta llamativo. Si bien no es la belleza por tanto una virtud del timbre de la Preussische Staatskapelle de Berlín, hay que decir que la energía y precisión de los ataques (subrayados por una potente percusión) y la nitidez de las transiciones son de primera clase. En el desarrollo del primer tiempo se tiene la impresión de que la música está siendo forjada al rojo vivo. Atención al arrasador virtuosismo de la cuerda al atacar la sección central del Finale. Una magnífica interpretación a la que sólo le reprocharía que en la coda del "Allegro con brio" las trompetas comiencen casi en fortissimo, cuando el único que hay escrito está casi al final.
La bondad de la grabación es tal que apenas puede creerse la fecha en que fue realizada.
Le agradezco a Lord Illingworth - que esta vez tuvo que darle la razón a Herr Alberich - el haber proporcionado el enlace.
La "Heroica" es una de mis músicas imprescindibles, de las que más me obsesionan. Ofrezco esta versión especialmente para agradeceros que esta casa acaba de llegar a las cien mil visitas hace unos días.
Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, Op. 55 "Eroica" (Herbert von Karajan)
No hay comentarios:
Publicar un comentario